
Gracias a Dios yo pertenezco a la generación de jóvenes que aún tuve contacto con el acervo físico de los libros de mi biblioteca. La computadora era una herramienta extraña que no llegué a utilizar hasta el final de primaria, era un mundo que no llegué a dominar hasta los 14 años. Antes de eso la información la encontraba en libros, libros que me gustaba hojear para ver las imágenes y diagramas que explicaban con detalle los temas de interés. Me acuerdo mucho de un libro que contenía sólo imágenes, pero diagramadas de todos los temas: The Macmillan Visual Dictionary, con 3500 ilustraciones a color, 25 mil términos y 600 temas. Durante mi niñez era el santo grial del saber; de ahí me ayudaba mi papá a sacar la información necesaria para poder cumplir con mis tareas.
El Esfuerzo
Hoy en día ya estoy en la universidad, he vivido varios encuentros con las enciclopedias de mi casa, y siendo franco he tenido la fortuna de comparar una gran cantidad de información que puedo encontrar en una enciclopedia y la de una página web; es abrumador. El problema actual del internet es que la regulación de los medios es muy baja. Por ser de libre acceso y difusión, pero es terrible que la mayoría de las paginas se basen en el acostumbrado copy paste. Un suceso que me marco fue investigar una historia en la preparatoria; ya que tenía que investigar acerca del presidente Gustavo Díaz Ordaz. Tuve la facilidad de teclearlo y leer lo poco que encontré. Digo abrumador porque tenía que investigar acerca de los avances económicos, obras, temas que atañen a la sociología, etc. Me frustré ya que el 50% de la información era relacionado al suceso de Tlatelolco de 1968. Ese mismo día encontré en la biblioteca de mi casa por casualidad la Enciclopedia de México y la SEP (1987), en 14 tomos, en cuyo lomo viene impresa una víbora. Fue tan enriquecedor que desde ese momento he buscado como primera opción los libros de la biblioteca de casa.
La inteligencia artificial una herramienta de mil filos
Siguiendo con la misma corriente de la ley del mínimo esfuerzo, en la actualidad el copy paste quedó en el pasado. Lo de hoy es ya ni siquiera la azarosa tarea de teclear Ctrl- C Ctrl- V eso ya es cosa del pasado: Nada mejor para la pereza a medida que echar mano de la nueva herramienta: las aplicaciones como ChatGTP. Falta sólo indicar que tema quieres que te investigue, cuantas palabras, que tipo de vocabulario o tecnicismos, y listo. Una herramienta perversa para la enseñanza, hoy en día la pereza es la bandera de miles de estudiantes que quieren tener más tiempo libre para hacer: nada. Algo que me preocupa porque es un problema que ha permeado hasta en los niveles más altos de la enseñanza: la Universidad. ¿Qué se puede esperar de la gente que pasa la carrera con estas herramientas? Quizás un futuro de inútiles analfabetos.
El tesoro olvidado
Es trágico que muchos tomos alrededor de los libreros de universidades, bibliotecas, etc. Estén solamente para acumular polvo, o solamente de adorno, o ni siquiera para eso. Es indígnante ver que Amazon venda láminas de impresiones con temas de lomos de enciclopedias, a guisa de libreros de grandes colecciones ¡Qué coños es eso! Simplemente se traduce en banalidad de la banalidad. Si alguien no lee ¿Por qué quiere aparentar algo que ni siquiera es genuino? ¿Qué obscura época estamos viviendo en este siglo XXI…?
Razonando un poco el tema de la lectura por gusto, he tenido oportunidad de hablar con el bibliotecario de mi universidad, ya que últimamente están haciendo una base de datos de todos los libros, él estima que tienen un acervo de 27,000 títulos, un número representativo para el tamaño de la universidad. Pero considerado en números reales, es un volumen sobrado para la difusión en el censo de alumnos. Es triste ver que la ideología del universitario que es leer durante su carrera, para no volver a leer en su vida, y esto es cierto. Ya lo decía Gabriel Zaid en su libro Demasiados libros. Ya casi nadie lee por gusto. Mis compañeros relacionan la lectura con trabajo o escuela, como lo apunta el ensayista y filósofo Antonio Escohotado
La sabiduría total la cargamos en el bolsillo todo el día, pero el problema es que no la utilizamos. El celular desde mi punto de vista es la droga más degenerativa del siglo XXI, me parece increíble cómo puede embrutecer a la gente. Es indignante que la gente crea que la Edad Media era una época obscura porque los libros y la sabiduría estaban bajo llave en algún convento. Piensen lo que quieran, pero ahora que están al alcance de todos ¿qué sucede? Estamos peor que en muchos puntos de la historia que nunca habíamos tenido tan a la mano los conocimientos universales, y que la olvidamos por completo.
He estado pensando que un buen objetivo para no caer en la desinformación que hoy se vive en internet es regresar a la información de papel y tinta. Me gustaría llegar a completar trabajos e investigaciones solo con libros, sin ser tampoco una opción viable; para mucha gente por cuetiones económicas. Hoy es mucho más fácil abrir Wikipedia que buscarlo en un libro. Espero que mi idea rinda frutos, o por lo menos un 80-20 para poder aprovechar todos los saberes fosilizados de mi biblioteca. Recientemente un amigo me regaló algo que aprecio mucho; nada menos que una enciclopedia que escribió su abuelo, la enciclopedia “ROFAR” ¡Qué mejor regaló para comenzar mi proyecto de vida!

¿Información desactualizada?
Es común escuchar a los escépticos de los libros que estos pecan de desactualizarse muy rápido, lo entiendo para libros en temas como la medicina. Es claro que ellos tienen que estar a la vanguardia de la investigación, además de ser libros caros, pero para los que aman sus bibliotecas portátiles o tablitas, el libro en físico no desaparecerá. Lo tengo presente porque el director de la editorial Pinguin dijo en una entrevista que en el año 2020 Pinguin registró uno de sus mejores años en venta de libros. Para seguir con la premisa, ¿Es cierto que los libros se desactualizan? Bueno todo en la vida va cambiando, si veo un libro de química de mi papá no veré los últimos 9 elementos de la tabla periódica, esto nos indica que la información avanza pero no caduca. En mi caso tengo una enciclopedia de 1946, una verdadera joya que se sobreentiende que no tendrá nada de la era de los viajes espaciales, ni de la guerra fría, así como tampoco sucesos posteriores, sin embargo fue base fundamental para poder escribir la entrada “El Tíbet: el techo del mundo” porque después de 1959 los comunistas chinos censuraron toda historia del Tíbet y hoy en día es casi imposible encontrar información del antiguo reino del Tíbet.
